Morfológicamente elegancia es la nominalización adjetiva del verbo elegir, así que ser elegante significa saber elegir lo adecuado para el momento y condiciones precisas. (Wikipedia)
Se trata de la impresión que transmitimos y eso, va más allá de la imagen y del saber vestir bien.
En las comunicaciones virtuales (reuniones, webinars, streams y grabaciones), la primera impresión que nuestro espectador tiene de nosotros puede marcar el tono de toda la interacción. Eso es muy evidente cuando tenemos reuniones de trabajo, pero también se aplica cuando nos compran un curso o infoproducto. Si no causamos una buena impresión, no vamos a fidelizar a ese cliente.
Atención a los detalles
Para lograr la elegancia a través de la pantalla, es importante prestar atención al encuadre, la iluminación, el audio, el fondo y la vestimenta. Una sala bien iluminada, con un fondo ordenado y una vestimenta profesional pueden transmitir una sensación de organización y respeto por la reunión. Sé que a mucha gente le gusta usar fondos difuminados, pero estos tienen sus detractores, como yo (puedes leer más sobre mi aversión a los fondos difuminados aquí). En cambio, no he oído a nadie quejarse nunca de un fondo cuidado y bien ordenado. Una estantería ordenada con libros, objetos decorativos y alguna planta da una sensación de organización y ayuda a minimizar la reverberación del audio. Aunque hay muchos otros escenarios que pueden funcionar, lo importante es que se vea ordenado, pulido y no distraiga la atención de quien nos está viendo.
Una vez lograda la imagen adecuada, nos toca mantener la elegancia hablando con claridad, en el tono adecuado a la circunstancia (sin dejar de ser unos mismos), un lenguaje corporal adecuado y evitando distracciones de nuestro mensaje.
Si damos prioridad a estos detalles, crearemos una impresión positiva a través de la pantalla que nos ayudará a fomentar los debates productivos y una comunicación eficaz y así lograr los resultados deseados.